Inicia sus actividades en el año 1968, con la comercialización de madera para viñas, parrales y alambrados de montes naturales, no renovables. Con un amplio conocimiento de las zonas productoras, Santiago del Estero y Chaco Santiagueño, aprovecha la gran demanda que existía en las zonas vitivinícolas y desarrolla su actividad con gran empeño para proveer de importantes cantidades de madera a las principales empresas que estaban desarrollando sus proyectos vitivinícolas en la zona.

A raíz de la fuerte desforestación que se iba produciendo y su constante preocupación por la conservación del medio ambiente y una prohibición legal sustentada por el Plan Desocrático Nacional, decide incursionar en el reemplazo de la madera proveniente de montes nativos por variedades de bosques renovables. Así, en el año 1991, se establece la planta impregnadora en la provincia de Mendoza, siendo uno de los pioneros en el desarrollo de esta actividad. Estas tareas requirieron la conformación y el fortalecimiento de un equipo de trabajo supervisado por un profesional para hacer el control estricto de la impregnación, condición sinequanon para lograr un producto confiable y de primera calidad, siendo el principio fundamental de la empresa TRABAJAR CON SERIEDAD Y RESPONSABILIDAD.

Su constancia, perseverancia, cumplimento y seriedad lo han llevado a ocupar un indiscutible liderazgo en el rubro. Hacia 1997, en la provincia de San Juan se presentaron una serie de oportunidades para la implantación de viñedos y dado el éxito logrado, decidió instalarse en la vecina provincia con una segunda máquina impregnadora de madera, para ampliar la capacidad de producción. Por entonces, se adopta la denominación de MADERAS IMPREGNADAS DE CALIDAD S.A.